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HALLAN CABEZA HUMANA EN EL CANTÓN LA TRONCAL

 En las primeras horas de este viernes 26 de septiembre de 2025, el cantón La Troncal, en la provincia de Cañar, amaneció bajo un velo de terror que parece sacado de las peores pesadillas del conflicto armado interno. Alrededor de las 07:00, transeúntes que se dirigían al trabajo o al mercado local tropezaron con un paquete envuelto en plástico negro frente a la sede del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Municipal, en el corazón de la cabecera cantonal. Al abrirlo, el hallazgo heló la sangre: una cabeza humana decapitada, con rasgos masculinos y signos de mutilación reciente, acompañada de varios panfletos garabateados con mensajes amenazantes dirigidos explícitamente a la alcaldesa Miriam Castro. "Esto es por las obras de Petroecuador en Pancho Negro y el robo del GDO", rezaba uno de los folletos, según testigos que capturaron fotos antes de la llegada policial, aludiendo presuntamente a contratos de infraestructura petrolera en la parroquia Pancho Negro y disputas por fondos de un Grupo de Delincuencia Organizada (GDO). La Policía Nacional del Ecuador (PNE) acordonó de inmediato la zona con cintas amarillas y patrulleros, mientras peritos del Servicio de Investigación Criminal (SIC) recolectaban evidencias bajo un sol inclemente que no disipaba el pánico colectivo.

La Troncal, un enclave rural de unos 35.000 habitantes enclavado en la sierra sur andina, a 380 kilómetros de Quito y vecino de la ruta panamericana que conecta con Cuenca, ha sido durante años un polvorín de violencia narco. Este cantón, dependiente de la agricultura —banano, café y maíz— y el comercio transfronterizo con Perú, se ha convertido en territorio disputado por facciones como Los Choneros y Los Lobos, que extorsionan a alcaldías y empresas estatales como Petroecuador por "vacunas" en proyectos de oleoductos y carreteras. La alcaldesa Castro, una ingeniera civil de 48 años elegida en 2023 por el movimiento indígena Pachakutik, ha sido un blanco recurrente: en julio de 2024, su convoy fue baleado en la vía a Biblián, dejando dos escoltas heridos, en represalia por su rechazo a un supuesto "pago de piso" de 50.000 dólares por obras de pavimentación en Pancho Negro. "No negociamos con terroristas", declaró entonces en una rueda de prensa, pero el costo ha sido alto: su familia vive bajo protección 24/7, y el GAD opera con vidrios blindados desde entonces.El panfleto, escrito con marcador negro en papel común y envuelto en la misma funda que la cabeza, no solo nombra a Castro, sino que detalla "deudas pendientes" por contratos de Petroecuador valorados en 2 millones de dólares para la rehabilitación de pozos en la cuenca amazónica cercana, desviados presuntamente a través de empresas fantasma ligadas a un GDO local. Fuentes de la PNE, bajo reserva, sugieren que la víctima podría ser un exfuncionario municipal o un contador implicado en esas licitaciones, decapitado como "mensaje" para disuadir investigaciones. La cabeza, según el informe preliminar del médico legista, pertenece a un hombre de entre 35 y 45 años, de tez morena y con tatuajes en el cuello que coinciden con símbolos de Los Lobos —una banda disidente de Los Choneros que controla rutas de cocaína desde Colombia—. El cuerpo completo aún no ha sido localizado, pero drones policiales sobrevolaron quebradas aledañas, recordando el caso de marzo de 2022, cuando un cadáver decapitado fue colgado de un puente peatonal en el mismo cantón, elevando las muertes violentas a 67 ese año.


Este macabro suceso no es un eco aislado en la crónica negra de La Troncal. En abril de 2024, una cabeza similar apareció frente a una Unidad de Policía Comunitaria (UPC), acompañada de pasquines que amenazaban a agentes por "invasión de territorio", intensificando la seguridad en el cantón con patrullajes mixtos de FF.AA. y PNE. En noviembre de 2022, una cabeza de mujer en descomposición fue abandonada en una vía principal, junto a una nota que incrementó el conteo de homicidios en Cañar a 80, en medio de una ola de decapitaciones que dejó a la provincia como epicentro de terror. Cañar, con su geografía montañosa ideal para escondites y laboratorios de droga, registró 120 asesinatos en 2024 según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, muchos firmados con mutilaciones como esta: un lenguaje de guerra que aterroriza a la ciudadanía y paraliza la economía local. Comerciantes del mercado central cerraron puestos por temor, y escuelas optaron por clases virtuales, mientras madres como Rosa Quispe, vendedora de empanadas, confesaban a medios: "Mis hijos no salen solos; aquí, la muerte viene envuelta como un regalo envenenado".

La PNE, bajo el mando del general Pablo Patiño en la Zona 6, ha desplegado 150 efectivos adicionales en La Troncal como parte del Bloque de Seguridad Fénix, instalando checkpoints en accesos y analizando cámaras del GAD que capturaron un vehículo sospechoso —una camioneta sin placas— huyendo a las 06:45. El Ministerio del Interior, a través de un tuit oficial, condenó el acto como "cobardía de GAO" y ofreció 20.000 dólares de recompensa por información, pero analistas como el criminólogo Fausto Cobo advierten: "Sin atacar las redes financieras de Petroecuador y las alcaldías corruptas, estos mensajes seguirán llegando en pedazos". La alcaldesa Castro, visiblemente conmovida en un video desde su oficina fortificada, juró no ceder: "La Troncal no se arrodillará ante el miedo; construiremos sobre la sangre si es necesario".

En un cantón donde las fiestas de San Pedro y San Pablo solían marcar la alegría andina, hoy reina el silencio roto solo por sirenas y rezos. Este hallazgo no solo alarma a la ciudadanía —que ya evita las calles al atardecer—, sino que interpela al Estado en su guerra contra el narco: ¿cuántas cabezas más para que las obras de progreso no se tiñan de rojo? Mientras peritos envían la evidencia a laboratorios en Quito, La Troncal espera, con el corazón en un puño, que este viernes no sea el preludio de una escalada mayor en las alturas de Cañar.


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