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LA PELEA QUE TUVO 120 ASALTOS Y UN MUERTO

 PELEARON 120 ASALTOS HASTA LA MUERTE.


Esto sucedió en 1820.

Crónica de una pelea trágica y brutal .

 Lilly vs Thomas McCoy  y Los combatientes se jugaron la posición en el cuadrilátero a cara o cruz, y Thomas pudo elegir el lado más elevado sin tener en cuenta que tendría el sol de cara. Más de 1 500 espectadores rodearon el ring improvisado sobre la hierba. Por 100 dólares, la cantidad en disputa, McCoy perdería la vida.

El primer asalto comenzó a la una de la tarde. Ambos hombres conectaron sus golpes; McCoy, ya con la oreja sangrando, derribó a Lilly. La crónica del combate publicada en el Spirit of the Times detalla al máximo cada uno de los 120 asaltos, aquí los traemos resumidos.

En casi todos los rounds, uno de los dos acaba en el suelo; el problema es que, al no aplicarse todavía las reglas de Queensbury en Estados Unidos, no había cuenta de protección ni límite a la cantidad de veces que un combatiente podía ser noqueado. Repasemos, pues, algunos de los momentos más interesantes del combate.

La primera parte de la pelea estuvo marcada por la igualdad de fuerzas y golpes brutales y esquivos de felinos entre  los 2 peleadores:


Octavo asalto – Lilly empezó con un golpe preciso a la mejilla, seguido de un golpe a la boca de McCoy; luego McCoy espabiló y, después de unos intercambios brutales , se abalanzó sobre Lilly, que mientras caía al suelo pudo colocar el cuerpo de su oponente debajo del suyo. Lilly cayó con fuerza sobre de su rival.

Vigesimoctavo asalto – Lilly, fresco como una lechuga y desconfiado como un indio; McCoy, en cambio, demasiado suelto y dispuesto a pelear (lo raro es que sus segundos no le recomendaron controlar las emociones). Lilly conectó tres golpes _tremendos_ al cuello que sonaron tan fuerte que agarrotaron a todo el público. McCoy, firme como una piedra y valiente como un león, entró a lo loco y recibió dos o tres golpes más antes abrazarse al rival; aun así acabó por los suelos otra vez._

McCoy estaba sangrando mucho por la nariz y se le había hinchado tanto un ojo que apenas veía. Lilly apenas tenía una marca, y seguía golpeando a McCoy e incluso provocando que cayera por sí solo.

McCoy, no obstante, no estaba acabado. En el trigesimoquinto asalto provocó a Lilly, señaló su cara ensagrentada y le tentó: "¿Por qué no me pegas aquí?". Cuando Lilly fue a por él, McCoy le respondió con un potentísimo puñetazo que derribó a Lilly, que se golpeó la cabeza con el poste del cuadrilátero en la caída.

Los hombres llevaban una hora peleando cuando llegaron al medio centenar de asaltos. Los 2 estaban con el rostro molido pero  A Lilly se veía mejor  pero McCoy estaba sangrando abundantemente y su rostro estaba tan inflamado y desfigurado que apenas se le podía reconocer. A pesar de un breve resurgimiento, para el septuagésimo asalto McCoy se trastabillaba por el ring y tenía que esforzarse por respirar mientras escupía borbotones de sangre.

Algunos entre el público gritaban a su esquina "¡Llévenselo de ahí!", pero el intrépido (o ingenuo) McCoy continuó a pesar de estar casi cegado. En el nonagésimo asalto, ya bien entradas las dos horas de pelea, el público gritaba ...  Y los peleadores seguían lanzándose golpes tras golpes ,asalto tras  asalto y así alargaba el combate. Sin duda, ambos estaban exhaustos, pero McCoy ya debía estar sufriendo severas hemorragias internas; tenía problemas para respirar y seguía tosiendo sangre, pero, de alguna manera, con una tozudez bárbara y sin precedentes, seguía cargando contra Lilly.

Asalto 107 – McCoy se levantó. Se esforzaba por respirar y tenía la lengua colgando. 

  hinchado y a punto de reventarle las venas,

todavía no daba señales de sentir algún dolor.

El equipo de McCoy tenía un médico que, a pesar del lamentable espectáculo, no hizo nada por sacar a su púgil del cuadrilátero improvisado; el periodista que plasmó la pelea le describió como un auténtico "hijodeputa, un tipo con los ojos inexpresivos y sumisos". En el asalto 118, McCoy volvió a desplomarse y el público gritaba  a su esquina y al doctor: "¡Sálvenle la vida!".

Uno de los ayudantes respondió a la petición: "¡Todavía no está ni medio noqueado!". Dos asaltos más tarde, tras caerle encima el oponente por enésima vez, McCoy se quedó tumbado en el suelo después de dos horas y 43 minutos de delirio. Oficialmente, el combate había terminado… y también la vida de ese peleador  tan aguerrido valiente y brutal

. Así describió la muerte el cronista:


Estaba tumbado boca arriba, su rostro y su cuello heridos, una masa hinchada e irreconocible de corrupción incipiente; luchaba por respirar, y por la violencia de sus inhalaciones sus labios inflamados se hundían en su boca. Poco después dejó de respirar y circuló la noticia, en un susurro ronco, de que ¡estaba muerto!

El cuerpo de McCoy fue llevado a su casa.

Para su velorio y entierro.

Muchas fueron las batallas de 100 round o un poco menos ,,,

No sabemos cómo aguantaban tanto será que como dicen los científicos q hace 100 años tenían casi el doble de testosterona o simplemente su espíritu combativo estaba ala altura de los dioses.



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