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LEÓN FEBRES CORDERO Y FIDEL CASTRO UNA PECULIAR AMISTAD Y VISITA A CUBA

 UNA AMISTAD ¿PECULIAR?


A principios de 1985 llamó la atención que el presidente León Febres-Cordero haya parado en La Habana para una visita oficial, luego de haber estado en Washington. “Fidel estaba saliendo de una etapa de aislamiento y le cayó bien un visitante de derecha. León, por su parte, quiso mostrar que no era un derechista intolerante o fanático”, escribió Jorge Rivadeneira.


Con él concuerda León Roldós. En un encuentro con Fidel en Cuba, en mayo de 1985, a menos de un mes de la visita de Febres-Cordero a la isla, Castro le dijo a Roldós: “Aquí estuvo Febres-Cordero y tuve una relación cordial con él. ¿Se ha puesto a pensar usted que Febres-Cordero es el primer presidente no socialista de América Latina que viene a Cuba? ¿No se pone a pensar que por allí podría haber un espacio que nos ayude a esta nueva vinculación de Cuba con América Latina?”.

 

Incluso Roldós cree que la segunda visita de Fidel al Ecuador y a América Latina, en agosto de 1988, no fue solo porque Rodrigo Borja, un socialdemócrata, asumía el poder, sino que “Él vino también para celebrar el fin del mandato de su amigo Febres-Cordero”. 

 

Recuerda Roldós que en una ocasión Castro le dijo que Febres-Cordero le había hecho ver lo importante que era tener puertas de escape y no cerrarlas por completo como está ocurriendo en Venezuela y como ocurrió con la Panamá de Noriega. “En 1989 me invitó a estar presente en una reunión con el canciller panameño. A Castro le gustaba tener testigos. Allí él dijo: Creo que los días de Noriega están contados. Creo que Noriega tiene que abrir un espacio de salida, si no lo hace está afuera. Y de él se habla mucho de que está vinculado con el narcotráfico”.

 

Pocos meses después Estados Unidos invadió Panamá y detuvo a Noriega. La penúltima vez que Castro vino al Ecuador lo hizo para la inauguración de la “Capilla del Hombre”, obra de su también amigo, Oswaldo Guayasamín, en 2002. Al día siguiente, desayunó con León Roldós, almorzó con Rodrigo Borja y cenó en Guayaquil con León Febres-Cordero. La cena en El Cortijo, residencia del exmandatario, duró hasta las dos de la mañana del día siguiente. Febres-Cordero contó alguna vez a Vistazo que su relación con Castro llegaba incluso a los regalos personales, que con frecuencia le enviaba habanos.



León Roldós diferencia tres etapas en la relación Castro-América Latina. Una inicial de aislamiento diplomático pero con intentos de exportar su modelo de lucha armada, aventura que inició y terminó en Bolivia con el Ché Guevara. Una segunda de apertura a diferentes corrientes de pensamiento en la lógica de mantener una puerta abierta. Aquí encaja su relación con Febres-Cordero y su posterior gusto por los viajes a la región. Y una tercera en donde talves preparando el relevo impulsó la idea de implantar el socialismo del Siglo XXI en la mayoría de países.

 

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